Cajón flamenco
Los antepasados de Ballumbrosio fueron traídos a Perú como esclavos desde África para trabajar en las plantaciones de algodón y azúcar de la costa peruana. Su familia procede de El Carmen, en la provincia costera de Chincha, y su padre, Amador, era un conocido bailarín de zapateo y violinista que enseñó a sus hijos a bailar y hacer música. También les enseñó su historia.
Los primeros esclavos llegaron a Perú con los conquistadores españoles. Posteriormente llegaron muchos más a través del Caribe o Brasil, según el Museo Nacional Afroperuano de Perú. La mayoría de los esclavos peruanos vivían en Lima y en el siglo XIX constituían el núcleo de la mano de obra de las plantaciones peruanas. A pesar de la oposición de los propietarios de esclavos, José de San Martín -el “libertador del Perú”- ordenó la abolición del comercio de esclavos en 1821. Sin embargo, la esclavitud no se abolió definitivamente en Perú hasta 1854.
La familia Ballumbrosio ha prestado una atención muy positiva a la cultura y la historia afroperuanas en su región de la costa sur de Lima. Hay comunidades afroperuanas por toda la costa peruana, incluida la zona portuaria del Callao, cerca de Lima.
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El cajón es el instrumento musical afroperuano más utilizado desde finales del siglo XVI. Se considera que los esclavos de origen africano occidental y central en las Américas son la fuente del tambor de cajón. En la actualidad, el instrumento es habitual en la interpretación musical en parte de América y España. El cajón se desarrolló durante los periodos de esclavitud en la costa de Perú. El instrumento alcanzó su máxima popularidad en 1850, y a finales del siglo XIX los cajoneros ya experimentaban con el diseño del instrumento doblando algunas de las tablas del cuerpo del cajón para alterar los patrones de vibración del sonido del instrumento. Después de la esclavitud, el cajón se extendió a un público mucho más amplio, incluidos los criollos.
Dado que el cajón procede de los músicos esclavos de la América colonial española, existen dos teorías complementarias sobre el origen del instrumento. Es posible que el cajón sea descendiente directo de una serie de instrumentos musicales parecidos a cajas procedentes de África occidental y central, especialmente Angola, y de las Antillas. Estos instrumentos fueron adaptados por los esclavos a partir de las cajas de embarque españolas que tenían a su disposición. En ciudades portuarias como Matanzas (Cuba), las cajas de bacalao y los cajones de las cómodas se convirtieron en instrumentos similares. La música y etnomusicóloga peruana Susana Baca cuenta la historia de su madre de que el cajón se originó como “la caja de la gente que transportaba fruta y trabajaba en los puertos”, que la guardaban para tocarla cuando tenían un momento. Otra teoría es que los esclavos usaban cajones como instrumentos musicales para eludir las prohibiciones coloniales españolas sobre la música en zonas predominantemente africanas, básicamente disfrazando sus instrumentos.
Charango
El cajón forma parte de la música afroperuana desde el siglo XIX. Este maravilloso instrumento de percusión se originó en el Perú colonial, cuando los tambores de los esclavos africanos habían sido prohibidos por sus amos.
El cajón forma parte de la música afroperuana desde el siglo XIX. Este maravilloso instrumento de percusión se originó en el Perú colonial, cuando los tambores de los esclavos africanos habían sido prohibidos por sus amos. Sin inmutarse e impulsados por el poder de la música, empezaron a utilizar cajas de madera destinadas a contener frutas o cajones volcados para tocar sus ritmos. Más tarde, el cajón se incorporó oficialmente a la instrumentación del vals criollo. En la actualidad se ha convertido en un emblema nacional para los peruanos, y forma parte indispensable de cualquier conjunto que interprete la música folclórica tradicional de Perú.
En Cuba también se pueden encontrar muchas historias sobre el uso de los cajones como instrumentos musicales por parte de las masas marginadas. A principios de la década de 1960, Fidel Castro empezó a ponerse nervioso por las concentraciones anticomunistas que se formaban en las calles, donde las masas se sentían atraídas por el ritmo de los tambores y el sonido de la música. Como hacen la mayoría de los dictadores paranoicos, Fidel “prohibió” tocar música en las calles para controlar la posibilidad de rebelión. Los avispados cubanos empezaron a fabricar tambores con cajas de fruta y otros materiales burdos que se podían encontrar en cualquier calle. Cuando llegaba la policía sólo encontraba a ciudadanos de buen comportamiento sentados encima de sus cajas de fruta y buscando trabajo.
Cajón
Pero, ¿sabías que en Perú existen dos tipos diferentes de cajones que en realidad se utilizan como instrumentos? Ya hemos compartido un post sobre el cajón, un tambor de caja de la cultura afroperuana que puedes hacer en casa (enlace más abajo). Ahora queremos enseñarte otro instrumento de caja llamado cajita. Hacer y tocar una cajita es una forma maravillosa de desarrollar las habilidades motrices, explorar ritmos, descubrir nueva música y, simplemente, ¡divertirse!
La cajita es una pequeña caja hexagonal que procede de la cultura afroperuana. Originalmente, se utilizaba para recoger donativos en las iglesias católicas. Los monaguillos llevaban la cajita colgada del cuello mientras recogían las ofrendas. Después de sacar el dinero destinado a la iglesia, utilizaban la caja como instrumento de percusión.
¿Cómo hacían música con una cajita? Abrían y cerraban la tapa para obtener un sonido. Con un palito, golpeaban los lados y la parte superior para obtener otro sonido. Abrían la tapa y “removían” el interior para otro tipo de percusión. Y luego mezclaban todos esos sonidos.